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El entorno

 
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El entorno
de 61 - lunes, 5 de septiembre de 2011, 16:37
 
¡Hola Antonio!

Ya llevo casi un mes con mi hija Itziar y, con ella, no tengo ningún problema. No es así con el dichoso entorno del que tanto nos has hablado en el curso y del que, supuestamente, estaba preparada para capear.

Lo tenía todo clarísimo y estaba dispuesta a poner los límites que hicieran falta y que cada uno estuviera en su lugar. Todo estaba claro hasta que nació Itziar...

Primero fue cesárea y cuando subí a la habitación la niña ya había pasado por todas las manos posibles menos por la mías y por las de su padre (la subió la matrona y el padre subió solo). Cuando la tuve me la puse al pecho y todo iba bien hasta que al día siguiente se enteró mi entorno que perdió peso (su padre y yo teníamos claro que lo iba a hacer) pero ahí empezó mi martirio. Justo lo que tú decías: esa niña tiene hambre, se come hasta los puños; no tienes pezón; yo ya le hubiera dado un biberón, etc.

Yo tenía fuertes dolores de cabeza, pero aun así, todo controlado. Estábamos convencidos que iba a tomar pecho. Todo estaba controlado hasta que al tercer día la niña ya perdió el 10% de su peso y la subida de la leche todavía no estaba, o si, no sé. El caso es que yo seguía convencida de aguantar un poco más, pero mi sorpresa fue cuando mi pareja se pasó al otro bando y me sentí culpable por haber aguantado tanto. Fue ahí cuando me desmoroné, pedí la leche artificial y empecé con ella (justo ese día me subió la leche, pero la decisión estaba tomada). Todavía me siento mal por no haber seguido con mis ideas iniciales.

El caso es que siento rencor hacia las personas que me hicieron sentir mal y cambiar de idea ( se que no fue su intención y que quieren lo mejor para mi y para la niña). Desde entonces cualquier consejo, opinión, comentario... lo tomo como algo negativo y me cierro en banda. Además casi no me gusta que interactúen con la niña, no suelo dejarla a solas con esas personas casi nunca (menos con su padre).

Esto ha sido lo peor del embarazo, del parto y de la adaptación a la nueva situación. Tenías mucha razón en decir que mejor un ¡HASTA AQUÍ! a tiempo que un remordimiento continuo por no tener valor para hacerlo.

Gracias por todos tus comentarios al respecto. De verdad iba muy preparada, aunque no tanto para el cambio de idea de mi pareja, ya que hizo sentirme sola y nadando a contracorriente.
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Re: El entorno
de Penalva Lozano - miércoles, 7 de septiembre de 2011, 13:55
 

Estimada Nuria, ante todo enhorabuena por tu maternidad.

Sin duda es un tema muy complicado pues se unen afectividades, incertidumbres, relaciones familiares, filias, fobias, etc, etc. El entorno actúa con todo el cariño del mundo, pero no suelen ser conscientes de las inseguridades que pueden llegar a crear en un momento tan delicado.

Dicho esto, creo que el camino a seguir a partir de ese momento no es el del rencor. Esta vía no puede traeros más que problemas de relación, pero si la firmeza ante el entorno respecto a las decisiones que como padres adoptéis (debéis de buscar siempre el consenso educativo entre vosotros) .

Si me permites un consejo, la niña debe de interactuar (de un modo razonable) con el resto de su familia, no creo que lo más recomendable sea limitar de modo severo el acceso a ella, pues de nuevo, no puede más que crear problemas de relación. Además, considero que tanto la niña, como vuestro entorno familiar, tienen derecho a conocerse y disfrutarse mutuamente (insisto: siempre bajo el respeto a las pautas que definan los padres).

En cualquier modo, yo no soy, ni mucho menos, la persona más adecuada para dar consejos en este sentido. Te recomiendo que consultes con nuestra psicóloga infantil (Ángela Martínez) que seguro te podrá orientar con mucho más criterio que yo.

En resumen, quisiera decirte que comprendo perfectamente tu situación, que creo que puedo entender tus sentimientos y que en gran medida comparto tu punto de vista; pero que al tiempo (y por quitar hierro), siempre, por todas las partes, lo que se ha pretendido es lo mejor para tu niña y, algo así, nunca puede ser excesivamente reprochado. Al fin y al cabo, aunque no exista nada mejor para un lactante que el pecho, la lactancia artificial es excelente y tu niña va a crecer estupenda con ella (máxime que llego a perder un 10% del peso).

Un abrazo
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Re: El entorno
de 197 - jueves, 8 de septiembre de 2011, 19:14
 

Perdonad, no me gustaría inmiscuirme, pero lo he leído y he pensado que quizás mi experiencia podría ayudarte. Yo también pasé un par de meses malos como consecuencia del entorno. Lo pasé mal porque además estaba muy sensible y un poco sobrepasada: abuelas diciéndome lo que tenía que hacer, marcándose el territorio la una a la otra y luego de paso a mí. Me sentía un poco contenedor vacío... --habrá que llegar a ser abuelas para entenderlo--.

Después, echo la vista atrás y comprendo que yo hice lo que pude y los demás, pues también. Piensa que lo más importante es que tú te sientas bien contigo y con tu bebé y con tu marido. Confía en ti misma, en tu corazón --aunque suene cursi, es así--. La maternidad da una fortaleza inmensa y cuando crees encontrar los límites, los sobrepasas con creces. Disfruta de estos momentos únicos y rodeate de quien te quiere y te cuida. Te aseguro que las cosas se irán normalizando y los otros se irán tranquilizando también. Tú te irás sintiendo más segura cada vez y transmitirás esa seguridad en ti misma a quienes te rodean. Mucho ánimo y suerte. Ya verás cómo todo va fenomenal.

p.-Mis padres se fueron de viaje una semana este verano y, al volver, mi madre me dijo que todos los días a las seis de la mañana pensaban en qué estaba haciendo mi hija --dormir, claro, dijo el padre con mucho sentido común--. Eso antes me hubiera agobiado, ahora me da la risa. La diferencia: el tiempo.

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Re: El entorno
de Fernandez - viernes, 9 de septiembre de 2011, 08:46
 
Hola Nuria, como bien comentas, Antonio ya nos había advertido de la fuerza y el empuje del entorno, y aún así nos sobrepasa, y más en esos momentos que nos pilla todo como desprevenidas.
Piensa que, efectivamente, todos querían lo mejor para vosotras, y ante la alarma de la pérdida de peso, tu marido se puso en la postura normal del momento: alimentar a la nena para que no hubiera problemas.
Con mi primer hijo tuve una experiencia en cierto modo parecida. Al tercer dia aun no me había subido la leche y yo seguía encabezonada en la lactancia natural, así que, aunque me bombardeaban con eso de "dale un biberón de ayuda, si por uno no pasa nada..." me cerré en banda y no me dejé convencer.
Eso derivó en que el niño había perdido demasiado peso y se me deshidrató. Me tocó estar unos días a biberón y luego lo pude pasar a la lactancia materna (que me costó una barbaridad, pero gracias a los consejos de Antonio conseguí).
Te cuento esto porque durante mucho tiempo he tenido remordimientos porque eso le pasó a mi niño por mi cabezonería. Si le hubiera dado un biberón seguramente lo habría evitado. Pero con el tiempo me he dado cuenta de que yo quería lo mejor para él, y por eso mi postura de fuerza de no biberón.
Piensa que, aunque tú querías lo mejor para tu nena, acabaste haciendo lo que era lógico, darle de comer. Así que, como dice Antonio, si bien lo deseable es la teta, con el bibe se crían igual de bien. No te sientas mal por esto. Y mucho ánimo, que todavía te espera lo mejor con tu nena.Ya verás dentro de un par de meses cuando empiece a interactuar con vosotros...
Ahhhhhhh, y mantén una buena relación con las abuelas, que con el paso del tiempo verás que son una influencia maravillosa para los niños.

Un abrazo enorme.
Paula, Alejandro y Oriol
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Re: El entorno
de 61 - sábado, 10 de septiembre de 2011, 18:18
 
En primer lugar, gracias Antonio, Maria Luisa y Paula por vuestros comentarios, ánimos y experiencias. Me han servido para reflexionar...

Estoy mejor, aunque no "curada" del todo. Estoy haciendo un gran esfuerzo personal para que esto se pase pronto.

Se que el problema lo tengo yo, no es que me sobrepase estar con la niña, ni mucho menos, soy feliz con ella... Después de reflexionar creo que el problema que he tenido y tengo es que dos semanas antes de tener a Itziar empezaron a romperse todos los esquemas que había ido construyendo durante los 9 meses de embarazo. Mi niña dejó de coger peso, venía deflexionada y era cesárea. Fue estresante la incertidumbre porque, para eso, no me había preparado (un poco cuadriculada, lo se. No suelo ser así, por lo que el estrés aumentaba).

Además pensaba que con las personas que iba a tener "problemas" resultaron ser las más respetuosas y las que más apoyaron nuestras decisiones. Esto hizo que tampoco estuviera preparada para las reacciones de los que yo pensaba que iban a actuar mejor y lo hicieron peor (para mi modo de ver). Más estrés.

Si a todo esto se le añade que tenia un dolor de cabeza de miedo y no podía dormir por todo lo que me rondaba por la cabeza...pues fue horroroso!

Pensaba que en llegar a casa, a la rutina de toda esta gente la cosa iba a mejorar, pues no! La casa era un continuo venir de gente, cuando intentábamos descansar, más gente (somos muchos de familia jjjjj) y, claro, seguían los consejos...

Me iba a pasear y al volver había gente esperando en la puerta de mi casa, uf! Qué pesa, come, llora, duerme, la llevas muy destapada, que no le de el sol, no le has puesto los pendientes, los calcetines, ponle una faja que el ombligo se le va a quedar para fuera????????????????? Preguntas y más preguntas todos los días igual.

De todo esto lo que más me dolía es que yo era incapaz de decir basta, seguía llenando la mochila de rabia.

Sé que la familia es muy importante y que la niña debe interactuar con todos, con sus virtudes y defectos. Se algo sobre niños (trabajo con ellos todos los días) por eso la cabeza me decía una cosa y el corazón otra. Simplemente era un conflicto personal que tenía que superar (y tengo) para poder vivir tranquila y disfrutar de este momento. Sigo trabajando en ello...seguro que pronto conseguiremos la normalidad y nos acordaremos de estos momentos como una anécdota.

Lo positivo de todo esto es que he aprendido a no opinar a la ligera, ni aconsejar excesivamente a nadie. Creo que cada uno tenemos una forma de actuar, mejor o peor, pero respetable. Los mayores nos ofrecen la experiencia, pero es su experiencia, nosotros lo podemos hacer diferente y no por ello ser peor. Los profesionales me dan más confianza en temas relacionados con los cuidados de los niños. Cierto es que una cosa es la teoría y otra la práctica (que me lo digan a mi) pero solo hay que buscar el equilibrio entre una cosa y la otra, eso requiere un tiempo. Ahí es donde me encuentro...

Gracias y mil gracias!