Te escribo en nombre de Ana Belén Rodríguez. Soy su marido, José Tomás, y nuestro hijo Martín nació el pasado 19 de noviembre por cesárea, con 37 semanas y 2'9 Kg. Ha pasado casi un mes y nuestra situación ha llegado un punto en el que, entre los problemas que se nos han presentado y los errores que creo hemos cometido, nos estamos planteando seriamente el abandono de la lactancia materna. Quizá la clave está en que no asistimos a la última de tus clases puesto que Martín nació precisamente esa tarde que la estabas impartiendo. Te comento los hechos:
1) Lo más importante es que Martín pesó el pasado 14 de diciembre 3'750 Kg, con lo que, a falta de confirmación del pediatra en la próxima consulta, creemos que su peso evoluciona correctamente.
2) El 24 de noviembre por la noche, alarmados por su llanto (creo que se denomina paroxístico) le administramos su primer biberón de "apoyo". Desde entonces y prácticamente cada día ha estado ingiriendo un biberón de 60 ml, y en momentos en los que no hemos sido capaces de calmarlo ha tomado un biberón extra de 60 ml también.
3) Los biberones de apoyo los ha tomado normalmente por la noche, entre las 8 de la noche y las 2 de la madrugada.
4) Normalmente de los 60 ml del biberón ingiere entre 40 y 50 ml.
5) Al término de la toma del biberón no es seguro que se haya calmado totalmente pero con un poco de brazos y ruido blanco normalmente conseguimos que concilie el sueño, aunque no sabemos si es por nosotros o por puro agotamiento (ha llegado a estar más de 8 horas seguidas sin dormir).
6) Los períodos entre el comienzo de una toma de leche materna y la siguiente pueden variar entre 2'5 y 5 horas, estando más cerca de las 5 horas cuando ha recibido su biberón de apoyo.
7) Una toma de leche materna implica como mínimo 2 tetadas, aunque en nuestro intento por evitar el biberón de apoyo hemos llegado hasta 4 tetadas.
8) Las tomas de leche materna se eternizan, pudiendo llegar a durar hasta 2'5 horas con un intermedio para cambio de pañal. Estas son las etapas más frecuentes de una toma: primer pecho en estado de semi-somnolencia con pequeños episodios de ansiedad, gruñidos y succión agresiva->inicio del cambio de pañal->inicio del llanto->segundo pecho con episodios más continuados de ansiedad, gruñidos y succión agresiva->rechazo súbito del segundo pecho->intentos normalmente infructuosos por reengancharlo->llanto paroxístico->intentos de consolación->(biberón sólo por la noche)-> calma y, con suerte, sueño.
Tras un mes inmersos en esta dinámica el resultado es que Ana Belén se encuentra en el límite del umbral del dolor soportable en sus pechos, las grietas que se presentaron a los pocos días del nacimiento no llegan a remitir y ni siquiera las pezoneras de caucho le proporcionan un mínimo de consuelo. Creemos que la técnica de amamantamiento, cuando logramos que aguante más tiempo cogido (normalmente en la primera tetada) es correcta. Sin embargo en la segunda tetada, Martín se 'olvida' de como hacerlo y entra en su particular crisis de ansiedad. La verdad es que no sabemos qué hacer, nos da la sensación de que nos hemos quedado sin recursos y hasta nos planteamos otro tipo de problemas como la hipogalactia.
Nos preguntamos si podrías darnos tu opinión y si todavía estamos a tiempo de reconducir la situación hacia la lactancia materna exclusiva, como sería nuestro deseo.