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Re: Hola cariño, ¿como estas?

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Os trascribo un texto que escribió Oscar Cardenal (biólogo y nutricionista de Clínica Maternum). Se trata de un e-mail simulado que manda un obeso a sus padres. Creo que nos debe hacer recapacitar, no tiene desperdicio.

 

"Re: Hola cariño, cómo estás?

 

27 de octubre de 2050

 

Estimados papá y mamá:

Espero que al leer este e-mail os encontréis bien. Gracias por el regalo de cumpleaños. No todos los días se cumplen 50 años.

Quiero que sepáis que me estoy aplicando, que estoy haciendo algo de ejercicio y mis comidas han mejorado. No son del todo buenas, pero han mejorado. La verdad es que la doctora es muy insistente y disciplinada, me felicita cuando hago las cosas bien y me regaña cuando me relajo (como podéis imaginar, las reprimendas superan a las felicitaciones).

No consigo reducir los niveles de colesterol y la tensión se me dispara casi todos los días, pero las pastillas me ayudan bastante. Lo que peor llevo es la diabetes, la glucosa en sangre es un misterio cada día y ya no saben que hacerme. Pero no todo son malas noticias, esta mañana la báscula ha marcado sólo 142 Kg.

El trabajo sigue como siempre: un asco. Los comentarios y cuchicheos del personal ya me dan igual. Al menos son discretos, no como cuando iba al colegio, que me cansé de escuchar: -“culo-gordo, que doblas las patas de las sillas; él que se ponga de portero, que con lo gordo que está, tapa casi toda la portería”. La crueldad de los chicos de 10 años. ¿Crueldad? Sí, como la cruel realidad.

Bueno, la verdad es que en el trabajo hay una chica nueva. Es muy atractiva y educada conmigo, pero me da la sensación de que me evita (para variar). Mis fieles y anónimos amigos del Facebook y del Twitter, tantos años con ellos, me animan a que le diga algo, que la invite a cenar, pero claro, no estoy preparado para otra humillación.

En situaciones como esta es cuando recuerdo y entiendo todos aquellos consejos. Sobre todo, recuerdo al abuelo diciendo: -“¡Ay, hijo mío!, no sé como te puedes ir al colegio sin desayunar”. También decía: -“Yo no sé qué le ves a ese bollo con crema. ¿Seguro que no quieres un bocadillo de jamón serrano?

Ahora comprendo eso de la Dieta Mediterránea. Ahora tiene sentido para mí eso de 5 frutas al día. Y ahora sé lo que son los azúcares refinados. Ahora, cuando soy prisionero de mi cuerpo, entiendo que la comida rápida, las hamburguesas, las pizzas, los precocinados, los aperitivos, los refrescos, no son más que eso, comida rápida. Desde luego es el camino más rápido para llegar al punto donde he llegado.

Sigo siendo adicto a la televisión, ya lo dijo la psicóloga del colegio en su informe. La doctora me dice que es uno de mis principales problemas. No sólo porque soy el prototipo del sedentarismo, sino, porque en estos instantes, mientras escribo, estoy viendo el anuncio de la nueva hamburguesa XXL del sitio ese que tanto me gusta y estoy babeando. Mañana la doctora me volverá a reñir, lo sé, pero nada más termine de escribiros, voy a encargar para cenar esa XXL con esa salsa nueva de color azul que la hace tan interesante. Es más, pediré el menú completo. Qué le voy hacer, soy así.

No estoy insinuando que haya tenido una mala educación alimentaria. Sé que los dos teníais que trabajar, que no había tiempo para cocinar y que era más fácil que me comprara lo que quisiese. Sé que fui un chico difícil con la comida. Jamás tuve ningún control sobre lo que comía. Yo decidía. Incluso en casa de la abuela, que por no verme llorar y patalear, me hacía mi comida favorita. Parece que aún huelo los huevos fritos con patatas de la abuela.

¿Lentejas? Sí, alguna vez vi al abuelo y a la abuela comerlas. En casa nunca. De hecho la frase de papá era: -“Si en casa de mis padres no me las comía, no me las voy a comer aquí”. ¿Verduras? Sí, sé lo que son. Son el motivo por el que mamá decidió que ya no me quedaría más a comer en el colegio. ¡Vaya escándalo monté!, ¿verdad, mamá?

Ahí estoy, engrosando las estadísticas. Formaba parte de ese alto porcentaje de niños a los que no les gusta la fruta y la verdura y al 16% de niños con obesidad o sobrepeso. Sin contar otros. Y ahora formo parte de ese 75% de niños con sobrepeso que serán adultos con obesidad.

Sólo espero no formar parte de la estadística de los fallecidos por problemas cardiovasculares menores de 55 años.

Un abrazo.

Fdo. Vuestro Gordi".

Espero que se cree una cadena con este e-mail y tenga difusión para que llegue a todos los padres y madres y se preocupen por la alimentación de sus hijos, así, quizá, jamás reciban un e-mail como éste".

Pd: quizás te interesen los foros de nuestra web en los que se ha tratado el tema de la obesidad infantil. Si es el caso, por favor sigue este enlace: Clikc aquí

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